El Fondo Monetario Internacional lanza una advertencia clara: el sistema financiero global se encuentra bajo fuerte tensión. Apalancamiento excesivo, activos sobrevaluados, incertidumbre geopolítica y altas tasas de interés forman un cóctel peligroso para las economías emergentes. México, ya estancado, enfrenta un escenario adverso con crecimiento negativo proyectado para 2025.
Mexconomy - En un contexto global marcado por la desaceleración y la fragmentación geopolítica, el Informe de Estabilidad Financiera Global del FMI presenta un diagnóstico contundente: el sistema financiero internacional está peligrosamente expuesto. A pesar de que la volatilidad de los mercados se mantenía baja, la combinación de valoraciones infladas, apalancamiento extremo y fragilidad institucional ha generado un terreno fértil para una nueva crisis.
El detonante más reciente fue la escalada arancelaria iniciada por Estados Unidos en febrero de 2025 y profundizada el 2 de abril, cuando anunció tarifas superiores a las esperadas. Esta medida provocó una oleada de inestabilidad: fuertes caídas en activos de riesgo, volatilidad en mercados bursátiles, de divisas y de deuda, y un clima global de desconfianza. Otros países respondieron, amplificando la incertidumbre en todo el sistema.
Según el modelo Growth-at-Risk del FMI, los riesgos bajistas para el crecimiento económico mundial han aumentado considerablemente. Y los países emergentes como México están entre los más vulnerables.
El informe identifica tres grandes vulnerabilidades financieras que pueden detonar una tormenta sistémica:
Primero: muchas bolsas y mercados de bonos corporativos siguen sobrevaluados. Si el panorama económico se deteriora, como ya lo está haciendo en México, las correcciones podrían ser más drásticas. El tipo de ajuste que precede a las crisis.
Segundo: los fondos de cobertura y gestoras de activos han incrementado su deuda y están fuertemente ligados a los bancos tradicionales. Este apalancamiento los vuelve altamente sensibles a cambios en tasas de interés o a llamados de margen. Si caen, pueden arrastrar al sistema financiero global.
Tercero: los países con alta deuda pública enfrentan serios riesgos de refinanciamiento. En los mercados emergentes —como México, que carga con deuda creciente en un entorno de bajo crecimiento— las tasas reales de financiamiento son las más altas en una década. Las consecuencias pueden ser severas si no se gestionan oportunamente.
El impacto ya se siente: las monedas y bolsas de países emergentes se han depreciado, los flujos de capital se han detenido, y los spreads de bonos corporativos se han ampliado. Las empresas con deuda a tasas fijas inferiores a las actuales enfrentarán serios problemas para refinanciarse, y los hogares, ahora más expuestos al mercado accionario, podrían ver mermados sus patrimonios por el “efecto riqueza”.
La exposición a bienes raíces comerciales añade tensión. Muchos activos están sobrevalorados y con tasas altas de interés, los refinanciamientos se complican. Para propiedades con “equidad negativa”, esto puede significar quiebras masivas.
Un capítulo especial del informe se detiene en los riesgos geopolíticos: guerras, tensiones militares y crisis internacionales pueden disparar las primas de riesgo soberano y detonar caídas bursátiles abruptas, sobre todo en países sin reservas suficientes o sin espacio fiscal. México se encuentra en este grupo.
Mientras tanto, el FMI prevé que México será la única gran economía con crecimiento negativo en 2025. Su proyección: -0.3 %. En contraste, Estados Unidos crecería 1.8 %, Brasil 2.0 %, Canadá 1.4 %, e India 6.2 %. Incluso Rusia, en guerra, crecería más que México.
¿Qué recomienda el FMI? Un paquete de acciones inmediatas y preventivas: fortalecer la supervisión financiera, implementar Basilea III de forma completa, contener el apalancamiento de instituciones no bancarias, y estar preparados para ofrecer liquidez de emergencia. A los países con deuda riesgosa, se les insta a negociar reestructuraciones antes de caer en default.
Para México, esto implica más que medidas técnicas. Significa replantear su estrategia fiscal, fortalecer su sistema financiero, mejorar la gobernanza económica y recuperar la confianza de los mercados. El país no puede permitirse una nueva crisis financiera justo cuando su economía se encuentra en recesión técnica.
La advertencia del FMI es clara: los riesgos son reales, sistémicos y están creciendo. No actuar a tiempo podría tener consecuencias no sólo económicas, sino también sociales y políticas. México, con su vulnerabilidad estructural y crecimiento negativo, debe tomar nota antes de que sea demasiado tarde.
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