La Unión Europea avanza con cautela en su estrategia de represalias comerciales, buscando minimizar el impacto sobre su propia economía mientras el peso de la incertidumbre golpea los mercados financieros del continente.
Mexconomy - Maros Sefcovic, comisario de Comercio de la Unión Europea, ha reiterado que el bloque no responderá a los aranceles de Estados Unidos con una estrategia de confrontación directa. No obstante, la votación programada para este miércoles marca un paso decisivo en la aplicación de medidas de represalia contra los gravámenes impuestos por la administración Trump.
Desde el mes pasado, Washington ha aplicado un arancel del 25 % sobre el acero, el aluminio y los automóviles europeos, además de un 20 % a un amplio espectro de bienes. Frente a ello, Bruselas ha planteado una respuesta escalonada. El primer paquete de medidas, que se someterá a votación, responde exclusivamente a los aranceles sobre acero y aluminio, mientras que las siguientes fases se centrarán en los impuestos a los automóviles y otros productos industriales.
Los funcionarios europeos han manifestado su preferencia por una negociación que elimine estos aranceles de manera recíproca, llegando incluso a sugerir la reducción de los gravámenes a cero en algunos sectores. Sin embargo, ante la falta de avances en las conversaciones con Washington, la Unión Europea ha dejado en claro que no descarta nuevas acciones.
Entre las opciones que se barajan figura el uso de una herramienta comercial conocida como la "bazuca" de Bruselas, que permitiría atacar a empresas de servicios estadounidenses, incluyendo a gigantes tecnológicos como Google. Esta medida, aunque potencialmente efectiva, genera divisiones dentro del bloque, ya que algunos gobiernos temen que sus propios intereses económicos se vean afectados.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha enfatizado que Europa busca un acuerdo beneficioso para ambas partes, pero que no dudará en aplicar contramedidas para defender sus intereses. La apuesta de Bruselas es por una respuesta progresiva, confiando en que el peso de su mercado de consumo incline la balanza a su favor en una eventual negociación.
Mientras la incertidumbre sobre la guerra arancelaria persiste, los mercados europeos han reaccionado con una fuerte caída. El DAX alemán cerró con una pérdida del 3,13 %, el FTSE 100 de Londres retrocedió 2,91 %, y el CAC 40 francés cayó 3,38 %. En España, el IBEX 35 descendió 2,41 %, mientras que el EURO STOXX 50 y el S&P EURO registraron caídas del 3,27 % y 2,94 %, respectivamente. Estos indicadores reflejan el nerviosismo de los inversionistas ante la escalada de tensiones entre ambas potencias económicas.
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