El expresidente Donald Trump ha bautizado su nueva política comercial como el "Día de la liberación" para Estados Unidos, imponiendo aranceles agresivos a socios globales. Para México, sin embargo, la realidad es distinta: aunque evitó los aranceles recíprocos, su dependencia del mercado estadounidense lo deja -virtualmente- en la “esclavitud” económica.

Mexconomy - El anuncio de los nuevos aranceles ha sacudido el comercio internacional. Para México la noticia llega con una dosis de ironía. A primera vista, el país evitó el golpe más duro: mientras China, Japón y la Unión Europea enfrentan tarifas de hasta el 34 %, México quedó exento de los aranceles recíprocos anunciados por Trump. No obstante, sigue sujeto a medidas previas.

La Casa Blanca confirmó que tanto México como Canadá están al margen de esta nueva medida porque ya enfrentan un arancel general del 25 %, impuesto por la "insuficiente cooperación en materia de narcotráfico y migración". Sin embargo, si los productos cumplen con las reglas de origen del T-MEC, no se aplicará dicho impuesto.

Actualmente, más del 80 % de las exportaciones mexicanas dependen del mercado estadounidense. Ningún otro país en el mundo está tan expuesto a las decisiones unilaterales de Washington. Si bien Trump celebra su "liberación" económica con aranceles proteccionistas, México queda sujeto a la imposición de condiciones comerciales que pueden cambiar en cualquier momento.

México sufre cuatro cadenas de dependencia arancelaria

El impacto de las tarifas de EE.UU. sobre México se divide en cuatro frentes:

1. Acero y aluminio (25 %): Justificados por "seguridad nacional", estos aranceles afectan a industrias clave como la automotriz y la construcción.

2. Industria automotriz (25 %): Uno de los pilares económicos de México sufre una de las tarifas más severas.

3. Exención de aranceles recíprocos condicionada al T-MEC: Productos que cumplen con las reglas de origen del tratado seguirán exentos de aranceles. De lo contrario, enfrentarán un 25 %.

4. Aranceles de castigo (indeterminados): El comodín de Trump, utilizado como presión en temas migratorios y de narcotráfico.

El dilema para Sheinbaum es claro: negociar o resistir. Ha optado por evitar una guerra comercial con Estados Unidos. En lugar de represalias, su estrategia se centra en el Plan México, un programa que busca fortalecer la economía interna. La pregunta es si será suficiente.

Los pilares del plan incluyen la diversificación de mercados, el fortalecimiento industrial y el impulso a la tecnología. Pero eso es a largo plazo y sin medidas concretas para reducir la dependencia de EE.UU., México seguirá atado a los cambios de humor de Donald Trump.

Si Trump ve en su política comercial una "liberación", México enfrenta el riesgo de quedar atrapado en un modelo donde la Casa Blanca dicta las reglas. Mientras otros países pueden negociar desde una posición más flexible, la economía mexicana sigue ligada a un solo destino.

El futuro depende, como nunca, de la capacidad del gobierno mexicano para anticipar los movimientos de EE.UU. y construir una estrategia que reduzca su vulnerabilidad. De lo contrario, la "liberación" de Trump podría convertirse en la esclavitud económica de México.