El conflicto comercial entre China y Estados Unidos alcanza un nuevo nivel con aranceles sin precedentes y represalias económicas, en un enfrentamiento que algunos blogueros nacionalistas chinos comparan con una "declaración de guerra".
Mexconomy - El gobierno chino ha emitido un extenso informe en el que acusa a Estados Unidos de adoptar medidas proteccionistas y violar acuerdos comerciales previos. La publicación se produjo horas después de que el presidente Donald Trump incrementara al 104 % los aranceles adicionales sobre productos chinos, marcando un punto crítico en la disputa económica entre ambas potencias.
La respuesta de Pekín no tardó en llegar. El Ministerio de Asuntos Exteriores de China prometió que el país "luchará hasta el final" en esta guerra comercial y anunció un arancel adicional del 50 % sobre los productos estadounidenses, lo que implica que todas las importaciones desde EE.UU. enfrentarán ahora un impuesto total del 85 %. Además, China impuso controles de exportación a una docena de empresas estadounidenses y añadió a otras seis a su lista de "entidades no fiables", bloqueando su acceso al mercado chino.
Esta escalada sin precedentes ha generado una ola de reacciones dentro de China. Blogueros nacionalistas han equiparado la agresiva política arancelaria de Trump con una "declaración de guerra" económica, mientras que analistas advierten sobre el riesgo inminente de una disociación total entre ambas economías. Durante años, Washington y Pekín han coqueteado con la idea de una ruptura comercial, pero el deterioro acelerado de su relación en la última semana ha hecho que ese escenario parezca más probable que nunca.
Uno de los puntos más críticos en la disputa es la inminente aplicación de aranceles del 90 % a los paquetes de bajo valor procedentes de China, conocidos como envíos de minimis. Estas importaciones, que en los últimos años han superado los 60 000 millones de dólares anuales, han sido clave para el auge de plataformas como Shein y Temu, que envían productos directamente desde fábricas chinas a consumidores estadounidenses.
Pese a su tono crítico, el informe chino también incluyó mensajes conciliadores, destacando que "como dos grandes países en diferentes etapas de desarrollo con sistemas económicos distintos, es natural que China y Estados Unidos tengan diferencias y fricciones en su cooperación económica y comercial".
China también acusó a Washington de reforzar los controles de exportación sobre tecnologías de doble uso —civil y militar—, lo que considera una violación del acuerdo de Fase Uno firmado en 2020. En este contexto, el gobierno chino aseguró que ha cumplido con sus compromisos, incluyendo la compra de productos agrícolas, energéticos y aeronaves de la empresa estadounidense Boeing.
No obstante, el informe justificó el incumplimiento de ciertas compras de aviones alegando retrasos en la producción de Boeing durante la pandemia. Sin embargo, las aerolíneas estatales chinas han pospuesto por seis años la recepción de docenas de aeronaves previamente ordenadas, mientras que la estatal Corporación de Aeronaves Comerciales de China, con sede en Shanghái, avanza en la fabricación de su propia flota de aviones de pasajeros.
El informe también defendió los envíos minimis, argumentando que ofrecen más opciones a los consumidores y fortalecen la competitividad de pequeñas empresas. Sin embargo, omitió mencionar que China impone un umbral de exención arancelaria significativamente inferior al de Estados Unidos: mientras Washington permite paquetes libres de aranceles de hasta 800 dólares, Pekín fija el límite en apenas 27 dólares, restringiendo considerablemente el acceso de productos extranjeros a su mercado.
El documento tampoco abordó el hecho de que el Congreso estadounidense aumentó el umbral minimis en 2016, lo que desató una explosión en las importaciones chinas de bajo valor y benefició a gigantes del comercio electrónico del país asiático.
Con el máximo líder de China, Xi Jinping, y el presidente Trump firmes en su disputa de poder —sin que ninguno de los dos quiera arriesgarse a parecer débil cediendo terreno—, la guerra comercial parece destinada a intensificarse. Las tensiones podrían desbordarse más allá del comercio, afectando áreas estratégicas como la tecnología y la situación de Taiwán, la isla autónoma cuya soberanía sigue siendo reclamada por Pekín.
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